Lamentablemente, el mensaje de gracia traído por Jesús ha quedado diluido en la vasija de la iglesia, como un vino caro que se derrama en una jarra llena de agua. Hemos olvidado que el amor de Jesús es arbitrario y parcial, causa perplejidad, es chocante, injusto y ofensivo. Dios acepta en su casa a todo aquel que se le acerque con genuino arrepentimiento. ¿Para qué ser bueno, entonces, si sabemos de antemano que nos van a perdonar? Muy simple: nos esforzaremos por crecer en santidad; no para hacer que Dios nos ame, ¡sino porque Él ya nos ama!
Dante Gebel #889 | El mensaje que ellos no quieren que veas
Publicado el 22/09/2024
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