Es fácil llegar al punto, en que creemos que ya sabemos cómo va a actuar Dios. Al legalismo le fascina decir qué hará el Señor, cuándo y cómo lo hará; sin variaciones, sin alteraciones, por eso muchos no conocen al Dios que sorprende. Si hoy queremos experimentar una serendipia divina, prestemos atención para escuchar las sorpresas de Dios. Oigamos cómo las piedras que iban a golpear el cuerpo de la mujer adúltera, van cayendo al suelo; cómo Jesucristo invita a un reo de muerte, a acompañarlo al reino. Escuchemos a la viuda cenar con su hijo que debería haber muerto. Y escuchemos la sorpresa de María, cuando oye su nombre pronunciado por un hombre a quien unos días atrás habían sepultado… Es Dios que aparece en el lugar más extraño, haciendo la cosa más extraña.
12/04/2023